martes, 19 de agosto de 2008

Todo lo que tiene un principio tiene un final...


Como cuando mi cuerpo deja de reaccionar al dormir. Como cuando le pido que se despierte y no lo hace. Como una mosca atrapada en una tela de araña_

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay cosas que empiezan y que no quisiéramos que terminen nunca. Al final todas terminan. De una manera u otra, acaban por revelarnos su final.

Hace más o menos un año se presentó ante mí una luz. Atreverme a tocarla fue el más grande acierto de mi vida. Desde aquel preciso momento todo para mi fue luz. Primero era una luz tímida a la par que intensa, un punto de luz como terminal de fibra óptica. Después fue creciendo poco a poco y de pronto dió el estirón y se convirtió en supernova. Una estrella de luz cegadora que todo lo puede.

Muchos pueblos ancestrales del planeta adoraron al Sol, astro rey, de diversas formas, empecinados en pensar que era fuente de toda vida y protector sediento de sangre (en cierto modo no iban desencaminados). Con el tiempo cada pueblo decidió adorar a su propio "Sol" y al final cada persona es devota de sus propios miedos. No importa lo que uno tema o anhele siempre que sea fiel a sus principios y predique con el ejemplo (práctica esta en desuso en los tiempos que corren).

Yo adoro mi propio astro, mi propia luz, que me da vida, que me da fuerza. No precisa de sarificios y no parece que pueda apagarse. Y si alguna vez mi luz interior se desvanece, su luz alumbrará el doble por mi.


Queda inaugurado este pantano!!